SUMISIÓN-2
Es increíble: “”El Parlamento andaluz acuerda instar a la Junta a
ejercer acciones contra ‘Cásate y sé sumisa’” (http://www.ideal.es/granada/20131204/mas-actualidad/andalucia/parlamento-acuerda-instar-gobierno-201312041710.html).
Como sé que te gusta el
arroz con leche, por debajo de la puerta te meto un ladrillo. ¿Captan la lógica interna de la afirmación? Si la respuesta es
“no”, entonces no estarán en condiciones de captar la lógica del Parlamento
andaluz al instar a la Junta a ejercer acciones contra el libro de marras.
Al parecer de esta gente que nos representa y cobra de mi sueldo
congelado y mis pagas extras navideñas, que parece estar en posesión de una
cultura de elevación inasible y abismal sabiduría, la “sumisión” es una cosa
muy mala que produce asesinatos de género y por tanto debe suprimirse de las
publicaciones andaluzas. No es una palabra con varios significados o con
sentidos diferentes según su uso y contexto. Se reduce a lo que ellos saben y
creen que les dará rédito electoral para mantenerse en la cosa pública.
Por lo visto (a ver si lo entiendo) sólo hay sumisión impuesta; o
elegida pero sin conciencia. No habría sumisión libre, o sí, pero por
impotencia para otra alternativa. La sumisión sería siempre una rendición
forzada y canalla. Así que olvídense Uds. de que haya una sumisión buena
buenísima, de calidad suprema, que fuera la sumisión consciente, libre y
potente a lo que o a quien merece la pena: al dictado de la conciencia, a la
ley que nos ordena, al amado que nos ama y que comparte con nosotros una
entrega mutua y recíproca. Y qué decir de someterse a la santa voluntad de
Dios, el Creador que nos ha dado la vida y a quien debemos correspondencia
agradecida por su gratuita gracia; prohibidas esas creencias; como ellos no las
tienen o no las tienen en cuenta, deben de ser de gilipuertas y no pueden ser
publicadas (por la Iglesia católica; otra cosa es el Islam, la religión más
elevada, o cualquier secta de las novísimas).
Así que aquí sólo se dice lo que ellos digan: de “sumisión”, nada
de nada; sólo a lo que ellos digan que puede decirse; como si fueran Dios o la
persona amada o nuestra propia conciencia. Pero sin nombrarla, por supuesto.
Sumisión a esta junta de sabios y demócratas, pero de la más segura y pura: la
que no se nombra siquiera, sino que se da por supuesta y no admite crítica
alguna.
Yo, por supuesto, sólo consideraría punible un texto que incite
directamente, sin interpretación buena ni mala, a la violencia no ya de género
sino del género que sea, pero con muerte incluida. Como ocurre ya en nuestra
patria con el delito de apología del terrorismo, aunque no se aplica en absoluto
ni esta Junta ni la del centro de España la ponga en práctica (por lo visto hay
cierto género de violencia que no les resulta antipática, sino que los pone
tiernos y compasivos; es lo que tiene la Eta, por lo visto: que es muy
persuasiva).
Como tampoco prohibiría los huevos, por más que a algunos se les
ocurra tirárselos podridos a la cara a los diputados del Parlamento; ya tendría
huevos la cosa. Tampoco prohibiría los libros (ni les pondría censura alguna…
excepto el delito, claro, de apología del terrorismo o asesinato), por más que
algunos los usen, al igual que los panfletos o los folios o el Boja mismo, para
entorpecer las mentes en la búsqueda de la verdad en lugar de facilitarla; lo
mismo resulta conveniente, para excitar la crítica y poner en activo la mente,
que es la responsable de lo que se piensa, no los libros ni las leyes ni las
pistolas.
Semejantes prohibiciones de lo normal y bueno por si alguien mal
lo usa nos llevaría a prohibir la vida porque lleva seguramente a la muerte. Y
además, como yo también tengo mente y puedo buscar la verdad o decir tonterías,
pues quiero usarla yo también libremente como un adulto que se arriesga y no
como un niño al que protegen (en el mejor de los casos) o del que abusan.
Igualdad, vamos, en la libertad y en el ejercicio del pensamiento. Lo propio de
la democracia de derecho.
Menudos demócritas
éstos. No, no es un lapsus plumis ni
una errata informática: quiero decir lo que he escrito, demócritas; falsos demócratas, vamos. Hipócritas de la
democracia que sólo la usan para imponer lo que les conviene y seguir sacando
del saco de la casa de todos o cosa pública. Es que viven de eso y no saben
hacer otra cosa, por lo visto. Insumisión, con ellos.
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